En el contexto de la reciente tragedia en Valencia causada por una DANA, la Asociación de Realistas Climáticos (ARC) ha lanzado un comunicado contundente que invita a repensar el debate sobre el cambio climático y la gestión pública de desastres. Con datos científicos en mano, este colectivo formado por científicos y académicos pone de manifiesto cómo el alarmismo climático ha desviado la atención de soluciones pragmáticas y efectivas que podrían haber evitado la pérdida de vidas y la devastación económica en el Levante español.
El comunicado subraya un dato impactante: las muertes atribuibles al clima han disminuido en más de un 90% en el último siglo. Este logro no es casualidad, sino el resultado de avances en infraestructura, planificación y tecnología, como lo explica el profesor Lomborg en su estudio publicado en Technological Forecasting & Social Change. Sin embargo, ARC denuncia que estos avances no han sido aprovechados al máximo debido a la ineficiencia burocrática y la desidia de los gobiernos, que, en lugar de invertir en prevención, han permitido un abandono estructural en áreas críticas.
Por ejemplo, ARC señala que Valencia ha registrado 26 inundaciones catastróficas en los últimos siete siglos, muchas de ellas en periodos de temperaturas significativamente más bajas y menores concentraciones de CO₂, como durante la Pequeña Edad de Hielo que se produjo entre los siglos XIV y XIX. Lejos de ser un fenómeno reciente o exclusivo del calentamiento global, estas riadas evidencian que el factor determinante es la actividad atmosférica y no la temperatura per se. De hecho aseguran que “con el calentamiento actual está disminuyendo, al reducirse la diferencia de temperatura entre el ecuador y el Ártico. Una atmósfera menos activa resulta en menos fenómenos extremos, no más”.
En un marco donde el gasto público supera el 50% del PIB, como ocurre en España, resulta inadmisible que no se hayan ejecutado medidas de prevención fundamentales para mitigar los daños de fenómenos naturales. Según ARC, estas medidas incluyen la construcción de infraestructuras de protección, la limpieza de riberas, regulaciones sensatas del uso del suelo y sistemas de alerta temprana. Sin embargo, las autoridades han priorizado políticas de corte ideológico, como prohibiciones mal entendidas bajo un supuesto “ecologismo”, dejando a los ciudadanos en la indefensión frente a catástrofes previsibles.
Es particularmente escandaloso que, pese a décadas de planificación, no se hayan construido obras de protección esenciales. Tal negligencia contrasta con la celeridad con la que los gobiernos implementan normativas climáticas que implican mayores impuestos y restricciones para los ciudadanos, mientras lo esencial se queda en el tintero.
El argumento climático ha sido utilizado de forma recurrente para justificar lo injustificable. ARC desmonta esta narrativa, apoyándose en datos del IPCC y estudios como el de Barriendos y Rodrigo (2006), que muestran que, desde 1960, las riadas en España han disminuido tanto en frecuencia como en intensidad. Esto refuerza la tesis de que el cambio climático no es el principal responsable de tragedias como la de Valencia, sino la falta de acción en términos de prevención y adaptación.
Reducir las emisiones de CO₂ o forzar transiciones energéticas abruptas no resolverá el problema de las inundaciones. Por el contrario, desviar recursos hacia estas prioridades políticas mientras se ignoran las necesidades reales es un ejemplo de cómo la gestión pública actual está fallando en proteger a los ciudadanos.
La tragedia de Valencia nos recuerda una verdad incómoda: el Estado, con su monopolio sobre la gestión del riesgo y la planificación urbana, ha fracasado rotundamente. Mientras los recursos se destinan a subvencionar proyectos de dudosa eficacia o a mantener una burocracia ineficiente, las soluciones reales quedan relegadas. El método científico implica debate y cuestionar los consensos cuando existen evidencias que las contradicen. Esto es precisamente lo que ha hecho la Asociación de Realistas Climáticos, presidida por el el científico y experto climático independiente Javier Vinós Gómez de Balugera y de la que forman parte otras personalidades como el especialista en hidrología y glaciarismo. Profesor Centro Universitario de la Defensa y UNED, el dr. Javier del Valle Melendo, Dr. en Geografía (climatología), especialista en hidrología y glaciarismo. Profesor Centro Universitario de la Defensa y UNED y Saúl Blanco Lanza, profesor de biodiversidad y gestión ambiental en la Universidad de León.