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Gonzalo Melián: “El debate sobre cuántos debemos ser puede llevar al desastre”

30 de junio de 2024
Gonzalo Melián, vicerrector de la Universidad de las Hespérides
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Su intervención en el Parlamento de Canarias no pasó desapercibida. Fue hace unas semanas, ante la comisión que estudia el “reto demográfico” en el Archipiélago, donde hizo una enmienda a la totalidad de la tesis que motivó su creación: no hay un problema de población sino de creación de riqueza. Gonzalo Melián, vicerrector de la Universidad de las Hespérides, conversa con La Gaveta Económica y refuta las ideas dominantes a la hora de explicar la decadencia de Canarias, a la vez que propone un manual de instrucciones para lograr el crecimiento económico.

– Superpoblación y superabundancia: ¿deberíamos ser más en Canarias en vez de tratar de ser menos?
– Quizá esa pregunta no es relevante. Creo que es un error poner el foco en la cantidad de personas que somos en Canarias, ya que el foco debemos ponerlo en la creación de riqueza. Lamentablemente, Canarias tiene una baja productividad, tiene un salario medio bruto de 1.869 euros al mes, de los más bajos de España, tiene además una bajísima renta per cápita, 22.303 euros, de las más bajas de España y 32 puntos por debajo de la media europea, cuando en el año 2000 estábamos en la media nacional y 5 puntos por debajo de la media europea. El foco hay que ponerlo en eso, en la creación de riqueza, no en cuántos somos. Lamentablemente, el debate de cuántos somos creo que puede llevar al desastre.

– ¿Por qué?
– Porque algunas islas han perdido población, como La Gomera, por ejemplo. Por contra, Lanzarote y Fuerteventura ganan población. Pero todo eso es un debate estéril. El debate económico debe centrarse en la creación de riqueza. Todos los indicadores muestran a Canarias como un sitio pobre, o mejor dicho, cada vez más pobre. Por eso, deberíamos poner el foco en cómo conseguir que seamos cada vez más ricos.

– Se habla en Canarias del concepto de “capacidad de carga”, pero usted lo ha puesto en duda. ¿No existe esa capacidad de carga?
– La capacidad de carga es un concepto, digamos, ecológico que nada tiene que ver con la economía. Es un concepto que acuñaron Paul Ehrlich y John Holdren, que venía a decir que cuando una población de organismos crece en un ambiente finito, tarde o temprano encontrará un límite de recursos. Y este fenómeno es lo que describe la ecología como el alcance de la capacidad de carga del medio ambiente. Se aplica a bacterias, a moscas, a leones, a lo que usted quiera. Pero no se le puede aplicar al hombre. De hecho, es un concepto medioambiental, pero no un concepto económico.

– ¿Por qué no se puede aplicar al hombre?
– Porque el hombre es el único ser vivo que es capaz de intercambiar bienes y servicios con otros individuos que no conoce, para cooperar con ellos, como explica Matt Ridley en su obra El optimista racional. Es verdad que los animales cooperan entre sí, pero al nivel que coopera el hombre, no lo hace ningún otro animal. Por eso, las acciones humanas determinan precios, que reflejan los valores subjetivos de los bienes y servicios intercambiados, es decir, reflejan la utilidad y la escasez de los bienes. Entonces, cuando suben los precios, porque hay escasez, el hombre usando su empresarialidad y su creatividad innova para buscar soluciones a esa escasez. Y las encuentra. Incluso, con el tiempo, convierte esos recursos en más abundantes. Por eso, cada vez somos más y cada vez tenemos más recursos disponibles, como se demuestra, por ejemplo, en el libro Superabundancia, de Marian Tupy y Gale Pooley. No obstante, para que todo esto suceda es esencial que exista un entorno de libertad que permita el florecimiento de la innovación creativa.

– ¿Tampoco habría entonces un punto de equilibrio poblacional? ¿Y el medio ambiente?
Otro error. No hay un equilibrio, no existe un equilibrio, porque vivimos en sociedades en las que surgen desajustes y estamos constantemente tratando de ajustarlos a través de la coordinación de mercado. Cuando se dan las condiciones que comentaba en la pregunta anterior, el ser humano consigue coordinar esos desajustes usando la función empresarial creando así riqueza y más recursos. Que seamos más ricos es esencial para cuidar mejor el medioambiente. Los países más ricos son aquellos que tienen un mejor medioambiente, algo que demuestra la Universidad de Yale en su índice Environmental Performance Index, en el cual se ve claramente que en aquellos países más ricos hay un mejor medioambiente no solo en términos generales, sino en la gran mayoría de los indicadores que mide dicho índice.

– ¿Cómo se puede decir que somos demasiados, que debe sancionarse una ley de residencia y al mismo tiempo que necesitamos atraer talento?
Las fuentes de crecimiento económico, o de creación de riqueza, son, por una parte, las personas, y para que las personas creen riqueza hace falta que tengan educación, es decir, que haya capital humano cualificado y que haya libre empresarialidad. Que las personas puedan explorar soluciones a los problemas que existen y convertirlos en un beneficio mutuo. Luego, hacen falta recursos e instituciones. Solo con recursos naturales no es suficiente, veamos el ejemplo de Venezuela, que sin instituciones como propiedad privada, estado de derecho, libertad de contrato, dinero estable, etcétera, esos recursos no han llevado por sí solos a crear riqueza. Hace falta capital e inversión extranjera. Y por otro lado, libertad económica, buenos sistemas de transporte, energía barata, confianza y un sistema financiero eficiente. Bien, ¿cómo se puede decir que necesitamos poner trabas a que vengan extranjeros, pero a la misma vez que hace falta traer capital humano? Pues no tiene ningún sentido, es una incongruencia absoluta. ¿Hace falta atraer talento? Por supuesto que sí, pero para atraer talento no puedes poner trabas a que vengan nuevas personas a Canarias.

– ¿El turismo es el culpable de los problemas de Canarias?
El turismo tiene sus defectos y sus virtudes. Entre sus defectos, algunos se deben a la falta de unidad de gestión o a la existencia de pocos vehículos financieros. Y también existen problemas de regeneración del turismo. Pero este problema, que el turismo no se regenere fácilmente, es debido a un urbanismo hiperintervenido, que hace casi imposible regenerar nada. Pero, sin embargo, el turismo también tiene virtudes. Como dije en el Parlamento de Canarias, el turismo que tenemos es sostenible, porque ocupa muy poco territorio y, sin embargo, produce de forma directa el 35% del PIB de las Islas (y en torno al 70% indirecto). Con una ocupación de entre el 2 y el 3% del suelo, que es poquísimo. Es más, los canarios podemos disfrutar de infraestructuras como los aeropuertos o las carreteras, que no tendríamos hoy si no fuera por el turismo. ¿O cree usted que tendríamos un aeropuerto internacional en las islas mayores o las islas menores? Si no hubiera turistas, sería inviable. Por ello, culpar al turismo, en mi opinión, no solo es una insensatez, sino que además es no entender lo importante que es el turismo para Canarias. Desde luego que puede mejorarse, pero atacarlo solo lleva a un mayor empobrecimiento.

– Hay escasez de vivienda, ¿cuáles cree que son las causas? ¿debe señalarse al alquiler vacacional?
Las causas de la escasez de vivienda, tanto de obra nueva como de alquiler, son claras. Es una falta de oferta. ¿Y por qué existe falta de oferta? Porque tenemos las ciudades y el suelo congelados. Un urbanismo hiperintervenido, heredado del franquismo, que hace que las ciudades no se puedan densificar. Es decir, no pueden incrementar el número de viviendas por hectárea. Y, por otro lado, el suelo está protegido en su gran mayoría. Eso lleva a una escasez artificial creada por el planeamiento. La regulación, en este caso la urbanística, impide que el mercado se pueda coordinar, que nuestras principales ciudades se logren densificar, que se pueda incrementar la oferta y, de esa forma, haya más viviendas disponibles.

– ¿Y la incidencia del alquiler vacacional?
No es el culpable del problema. ¿Cómo va a ser el culpable? Es altamente productivo, si tenemos en cuenta la escasez que existe. Es más, es un servicio complementario al turismo, porque hay personas que prefieren ir a hoteles y otras prefieren las viviendas vacacionales. Es un fenómeno que no se circunscribe a Canarias, sino a todos aquellos lugares donde han servido para poder acoger el incremento del turismo que ha habido en los últimos años, que ha sido una bendición. Ahora, hace falta más viviendas, claro. Tanto para residentes como para vacacionales, y no se pueden hacer por culpa del urbanismo intervenido y de unas leyes de vivienda que castigan la propiedad, que no permiten la libertad de contrato, lo que lleva al final a que la gente no quiera alquilar sus viviendas y prefiera dejarlas vacías. A ello se suma que el alquiler residencial significa un riesgo muy elevado por la legislación nacional sobre la vivienda, que desincentiva la oferta de alquiler. Es más, sería esencial que si en Canarias se aprueba alguna nueva legislación sobre la vivienda, que sirva para solventar los problemas que genera la legislación nacional. Y que no sean leyes que perjudiquen aún más a los propietarios, inquilinos y turistas.

– ¿Por qué cree que es erróneo plantearse qué modelo económico debe tener Canarias o si debe replantearse el modelo actual?
Entiendo que es un error hablar de un modelo, porque normalmente cuando hablamos de un modelo hablamos de planificar algo, de qué inversiones deben producirse o qué debe producirse. Todo eso es un error en sí mismo. Creer que los políticos pueden crear el modelo que ellos quieran, determinar qué porcentaje del PIB corresponde a cada sector… todo eso es un error. Lo que sí podemos es describir el modelo actual y desear que cambie, porque aquí impera la reticencia al comercio, la hiperregulación y el infierno fiscal. Por supuesto que necesitamos cambiar de modelo. La prueba es la escasez brutal de inversión extranjera: las personas, a nivel internacional, han dejado de creer en Canarias.

– Durante su exposición en el Parlamento, habló de las trabas al comercio y citó el caso de que Amazon no envía con normalidad a las Islas. ¿Cree que hoy es menos importante el comercio en el Archipiélago de lo que lo era hace 50 o 60 años y que eso es un lastre considerable para su desarrollo económico?
En el pasado, incluso antes de que llegase el turismo, que ha sido esencial, la prosperidad se debía al comercio. En los años 60 y 50, teníamos Puertos Francos, había libre intercambio, y hasta el año 2000 se estuvo creciendo y el comercio fue esencial. El símbolo de ello son nuestros puertos. Pero a partir del año 2000 empezamos a hacer disparates, como la moratoria, altos y nuevos impuestos, o, por ejemplo, el AIEM, que solo protege a unas pocas empresas, a unas pocas personas, a costa de todos los canarios. Por eso, Amazon no opera con normalidad en Canarias. Y digo Amazon, pero puede ser cualquier otra empresa, porque el comercio lo han destruido las políticas que se han implementado del año 2000 a hoy. Somos Europa, pero no tenemos la premisa europea de libre circulación de personas, capitales y bienes. ¿Por qué? Pues porque para entrar en Canarias hay que pasar por una aduana. Es un disparate.

– De la misma manera, citó como ejemplo de las trabas regulatorias el caso de la Universidad de las Hespérides, con los 16 años que llevó poder abrir sus puertas. ¿Qué parte de la responsabilidad de los problemas tiene la hiperregulación?
Por supuesto que la hiperregulación y el infierno fiscal son los grandes culpables de la situación actual. Canarias tiene todo para triunfar: su ubicación, está en el centro del mundo, al lado de Europa, al lado de África, camino de América, con un buen clima… podríamos convertirnos en una potencia económica en el mundo donde los canarios podrían vivir muy pero muy bien y ser cada vez más ricos. Las regulaciones no solo afectan al turismo, desgraciadamente hay una hiperinflación regulatoria en todos los sectores. Por ejemplo, ya que lo nombra, el sector universitario. Las normas europeas prohíben que la competencia pueda votar sobre la creación de nuevos servicios o productos de los competidores. Pues bien, en Canarias, frente a otras Comunidades Autónomas y en contra de la normativa europea, las universidades opinan y votan sobre la implantación de las titulaciones de sus competidoras. ¿Se imaginan al vendedor de Audi en Canarias, Domingo Alonso Group, pidiendo permiso a la empresa que vende Mercedes en las Islas para poder introducir en el mercado un nuevo modelo de Audi? Ese es el nivel de hiperregulación que destruye la innovación.

– Para dar un mensaje positivo: ¿qué cosas cree que habría que cambiar para que Canarias fuera un lugar más rico?
Se puede hacer unas pocas cosas que realmente catapultarían nuestra economía. Tenemos el REF, el Régimen Económico y Fiscal, el fuero canario, y puede ser la herramienta del cambio. Debe utilizarse para que no solamente sea para subsidiar, que ese es el error actual. El REF se debe socializar para que llegue a todos los canarios, para que los impuestos sean totalmente distintos al resto de España, como era en el pasado. Hablo de un IRPF que sea mucho más bajo y que de esa forma llegue a todos los canarios, como en Ceuta y Melilla, pero para cualquier residente en Canarias. Segundo, hay que eliminar las trabas al comercio, el AIEM debe ser eliminado, no puede ser que la recaudación, de 216 millones de euros al año, se haga a costa del deterioro económico general, y eso es un problema gordo. Tenemos también las zonas francas, son esenciales. Si dejamos de tener un entorno fiscal agresivo y quitamos las trabas al comercio, las zonas francas que tenemos podrían funcionar. Por otro lado, la ZEC debería ser extendida a todas las empresas en Canarias. Y probablemente la herramienta fiscal recaudatoria debería ser el IVA, que es probablemente el impuesto menos malo, porque no penaliza al trabajo, el ahorro o la inversión como sí hacen el resto de impuestos. Además, nos equipararía con Europa y dejaríamos de tener las aduanas actuales. Por otro lado, desde el punto de vista regulatorio, la prioridad debe ser cambiar la regulación urbanística. Permitir que las principales ciudades se puedan densificar y permitir entrar en el mercado nuevas bolsas de suelo. Y, por último, necesitamos energía barata, cambiar el modelo energético, ir hacia un modelo con centrales térmicas de ciclo combinado con gas y, en el futuro, contar con la energía nuclear de nueva generación.